MIGUEL TORRES
A la poesía que la salve su chingada madre, yo ya me cansé.
Mario Santiago Papasquiaro
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En 1968, con quince años de edad, un sabelotodo y agorafóbico adolescente de nombre Roberto Bolaño (escritor y poeta chileno) arribó a la Ciudad de México con su familia, en medio del movimiento estudiantil que, a la postre, desencadenaría los acontecimientos del 2 de octubre en Tlatelolco. Hechos ocurridos a finales del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, y que serían narrados años después por el propio Bolaño en su novela Amuleto (1999).
Antes, en 1973, un joven Roberto, que había dejado sus estudios secundarios para entregarse por completo a la lectura y escritura, regresaría a Chile con el propósito de apoyar el proceso de reformas socialistas de Salvador Allende, sólo pocos días antes de que el golpe de Estado del 11 de septiembre se llevara a cabo. Tras dicho acontecimiento, Bolaño regresa a México y conoce a Mario Santiago Papasquiaro y a su compatriota Bruno Montané, con quienes puede hablar el mismo idioma y a quienes Bolaño representaría, respectivamente, con los personajes de Ulises Lima y Felipe Müller en su premiada novela Los detectives salvajes (1998). La cual, registra el movimiento infrarrealista de 1975 al que perteneciera Bolaño junto a más de una docena de poetas.
En entrevista para la revista Viento en Vela en 2006, José Vicente Anaya (poeta infrarrealista de primera línea), señala que el afán principal del movimiento se desarrolló en un contexto de rebelión y de inquietudes.
Una serie de jóvenes poetas hartos del status quo, críticos de las formas en que se manejaban los grupos intelectuales en México, de cómo se apoyaban corruptamente, porque muchas veces, no importaba qué o cómo se escribía sino quién era. Esa confrontación, nos llevó a que la mayoría de la intelectualidad estuviera en contra de nosotros. Fuimos ninguneados, nos impedían publicar en algunos lados, por eso la primera plaquette de poesía se pudo realizar con el apoyo del poeta español Juan Cervera [1] que simpatizando, puso dinero para la edición, pero no fue la editorial de la UNAM, ni la editorial Era o Siglo XXI, ni mucho menos el Fondo de Cultura Económica, sino algo fuera de lo que estaba establecido. [a]
Así, mientras Bolaño lidiaba personalmente con la separación de sus padres y el movimiento infra, la gran mentora de su carrera literaria, su madre, se trasladó con su hija a una residencia en Barcelona. “No, yo no soy muy elegante que digamos” –señaló alguna vez Bolaño– “Soy nieto de inmigrantes gallegos analfabetos, osea que poco tengo de elegante, no lo llevo en los genes, al menos por parte paterna”. [b] Lo que sí llevó de ellos, fue la condición de migrante y aventurero que tenía su progenitor, con quien se quedó a vivir en la casa ubicada en Samuel 27, colonia Guadalupe Tepeyac; de donde cuatro años después el poeta y escritor partió rumbo a España para nunca más regresar a México.
Es cierto que la migración internacional de países subdesarrollados o en vías de desarrollo hacia los desarrollados o en crecimiento, ha significado para nuestra región un fenómeno de gran importancia al brindar una expansión de las fuerzas productivas, pero también nos deja la sensación de que en la zona (en este caso Latinoamérica) no hay suficientes posibilidades para desarrollarse profesionalmente, lo que conlleva a la pérdida de personas especialmente creativas e innovadoras que, bajo otras condiciones, podrían integrarse en los procesos productivos o sociales de su país de origen. [c]
Bolaño no se va con una beca estatal o un contrato laboral, permanece como un escritor desconocido hasta principios de los noventa, y es hasta la segunda mitad de esta década que empieza a entrar en el mercado editorial. Para el poeta Ramón Méndez [2] (Pancho Rodríguez en Los detectives salvajes), Bolaño había pasado por México para conocer las historias de los poetas, ponerlas luego en una novela y después, hacerse famoso y rico con el trabajo. A mi parecer, Bolaño nunca buscó el dinero más allá de trascender o ser publicado; a muy temprana edad, tenía ya muy claro que su vida era la de escritor, y después de ser tocado por la poesía e incitar un movimiento, que en su mayoría era representado por el verso incendiario, Roberto llegó por primera vez en 1977 a un país desarrollado con una tasa de crecimiento económico de 2,5% inferior a la de los países de Europa meridional para seguir escribiendo.
A propósito, Diana Bellessi (poeta argentina contemporánea) señala, “lees seiscientas páginas o lees un breve poema pero no te aburre, quizá porque escribió con el cuerpo y con el corazón, escribió sin tregua haciendo pito catalán a una industria que pretendió tragárselo, como lo hubiera hecho un poeta”. [b] En España, Bolaño lleva prácticamente la misma vida que tenía en México; trabajitos para poder mantenerse, tener para comer, donde dormir, comprar café, ir al cine, tomarse una cerveza y escribir, escribir, escribir. O en otros términos, producir, producir, producir. Hasta su golpe de suerte en 1998, cuando se convierte en el primer escritor chileno en obtener el Premio Herralde de Novela gracias a Los detectives salvajes, y repitiendo al año siguiente al obtener el Premio Rómulo Gallegos por la misma obra.
IZQUIERDA. Los detectives salvajes. Roberto Bolaño. 2000. Editorial ANAGRAMA. DERECHA. Aullido de cisne. Mario Santiago Papasquiaro. 1996. Editorial AL ESTE DEL PARAÍSO.
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En una entrevista para El Universal del 10 de septiembre de 1996, tres días antes de la presentación de su Aullido de cisne en el Ex Teresa Arte Alternativo, Mario Santiago Papasquiaro señala:
Todo es incurable, progresivo y mortal. Surgido en 1975, el Movimiento Infrarrealista es una fraternidad de outsiders dispuestos a todo. La insurrección solitaria. La irrupción chichimeca en los jardines artificiales de uso exclusivo del poder (que detestamos). Conaculta oculta & a las 12:00 de la noche les damos chicharrón. Para decirlo pronto: el Infrarrealismo es la acción crítica a la pazguatería de la dizque Poesía Mexicana, dentro y fuera de la página. Pedro Damián [3] lo ha señalado como dardo en llaga de ave asfixiada a pique: la pusía mexicana se divide en dos, la pusía mexicana & el Infrarrealismo. Y a Dios y al mundo le consta que sigo siendo el subcomandante infra y tambor a Me, Myself & I.
En palabras del propio Bolaño: “En ese grupo había un gran poeta que era Mario Santiago y un agitador que era yo. Claro, Mario era mucho más agitador que yo, pero ni de cerca yo era tan buen poeta como él. España me hizo cambiar la perspectiva sobre mi propia poesía”. [d]
Poeta, viajero, perro vagabundo, crítico, lector, editor, escritor; todo a la vez, Mario Santiago Papasquiaro, bautizado José Alfredo Zendejas y nacido el 24 de diciembre de 1953 en México, D.F., es ahora, uno de los grandes mitos, leyendas, interrogantes, ficciones y contraposiciones de las letras mexicanas. Su nombre aparece apenas en alguna antología perdida de poesía joven latinoamericana. “Soy un extranjero para mí mismo”, sentencia en Jeta de santo – Antología poética, 1974-1997 (2008) [e] apenas y quizá, la más formal y oficial publicación póstuma de Papasquiaro editada en España. De intenso olor a alcohol y desvelo, bigote incipiente y verso incisivo. Mario Santiago, fue un paria ajeno a la casta literaria oficialista de cualquier país en vías de desarrollo, fue cómplice del «terrorismo cultural» que provocó el infrarrealismo en los sistemas monárquiconservadores de la intelectualidad mexicana. Eligió el exilio como forma de automarginación. Se marchó a morder el mundo por Europa y Medio Oriente después de un amor mal correspondido que siguió hasta Jerusalén, se dice. Cuando volvió, lo pagó un poco caro, pues solo a raíz de su muerte, en enero de 1998, es que ha salido a relucir su importancia poética. Su controvertida muerte, es difícil de explicar, como el mismo concepto de subdesarrollo [4] en el que escribió.
A la distancia, el infrarrealismo parece terminar o desarticularse en el momento en el que cada uno de sus integrantes escoge su camino, su propia migración; Lisa Jonson buscó su vocación en la biología; José Peguero se dedicó a estudiar cine alejándose no solo del grupo sino de la poesía; Guadalupe Ochoa se fue a estudiar antropología; Juan Esteban Harrington regresó a Chile; Vera Larrosa siguió más intensa en la danza y el teatro; Víctor Monjarás estudió arquitectura y se dedicó a dar clases. Varios de los miembros originales tuvieron diferencias con Bolaño, principalmente por querer imponer un criterio personal al sentenciar que el infrarrealismo termina cuando él y Bruno Montané se van a Europa. “Mario Santiago fue el único que mantuvo la palabra, la idea, los mitos, que luego Bolaño alimentó con las novelas”, [a] que ahora son producidas en serie, a gran escala y, cada vez más, por las grandes editoriales de países desarrollados que van adquiriendo sus derechos.
CENTRO. Diseño de imagen que utilizó la editorial AL ESTE DEL PARAÍSO.
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Fue en 1987, en la mesa de redacción del Financiero, que Marco Lara Klahr [5] conoce a Mario Santiago Papasquiaro. Tras siete años de una amistad de borracheras y una fraternidad laboral, aunada a una situación política deplorable que acontecía en el país a finales del gobierno de Carlos Salinas de Gortari, es que Marco va una madrugada a casa de Mario para decirle
vamos a publicar tus libros y vamos a publicar otros libros. Pero no los vamos a publicar como quiere la industria o como dicta la industria, vamos a hacer tirajes de doscientos ejemplares, y los vamos a meter por todos lados. Doscientos ejemplares bien colocados, estratégicamente colocados como si fueran cien mil. [f]
Y eso hicieron. Así, su condición de subdesarrollo, es decir, la ausencia de generación tecnológica y conocimientos aplicable a la producción de un país como México, que suele traducirse en problemas para generar empleos bien remunerados o una falta de cooperación entre universidades, instituciones o sectores productivos, [c] hicieron que surgiera Al este del paraíso, una editorial pirata comandada por Klahr y Papasquiaro, que tuvo por objetivo primordial, el de publicar a quienes nadie quería publicar, fueran o no infrarrealistas, pero sí o sí outsiders.
Como consecuencia, en un segundo espíritu, esta editorial autosustentable fue la primera en publicar la obra de Mario y provocar con ello un nuevo modelo editorial productivo y funcional, pues es claro que la salida para un país que no alcanza ciertos niveles culturales o de producción, entre otros, implica la superación de las relaciones que lo hagan funcionar, es decir, Marco Lara y Mario Santiago, entendieron (prácticamente de la intuición), que debían generar conocimiento y nuevas formas y espacios de producción. Al este del paraíso, más que una editorial pirata de un par de rebeldes, fue un laboratorio de progreso, que involucró una especie de innovación y captación de talento, diseñando otro tipo de sistema organizacional y administrativo, no en el marco de una economía cerrada, sino en la renegociación de roles en los límites del Estado y el orden establecido, generando así, un nuevo precedente para el sistema editorial mexicano.
A treinta años de la primer publicación de Al este del paraíso: Beso eterno (1995) de Mario Santiago Papasquiaro y a cincuenta del movimiento infrarrealista, los indicadores de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem) no distinguen todavía entre editoriales independientes y los grandes grupos, pero se ha demostrado que el volumen de crecimiento en el ecosistema librero hace que se originen más editoriales de este tipo en medio de la tendencia de concentración de mercado por parte de los grandes corporativos, como señala Carlos Armenta, editor independiente de Impronta Casa Editora y presidente del Comité de Editores Independientes ante la Caniem. [g] Así que no hay que tener desconfianza en la salida del subdesarrollo; el boom de las editoriales independientes se encuentra en auge (en vías de desarrollo), pues hay algo humano que nos remite a la recuperación de lo genuino, de lo legítimo. Son los libros, nuestras publicaciones, las que nos permiten el diálogo entre ideas, la conservación y preservación de los hechos. Son además, el respiro de libertad que nos da exilio y también un escape poético o narrativo, exista o no una ficción de por medio.
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[1] Juan Cervera Sanchís (1933 – ). Poeta y periodista de origen español inmigrado a México. En 1976 prologa la primera antología infrarrealista titulada Pájaro de calor, ocho poetas infrarrealistas.
[2] José Ramón Méndez Estrada (1954 – 2015). Poeta, periodista, ensayista, activista, académico mexicano y militante de la liga socialista. Cofundador e integrante del movimiento infrarrealista junto con su hermano Cuauhtémoc Méndez Estrada.
[3] Pedro Damián Bautista (1953 – ). Narrador y poeta. Analista financiero e investigador. Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí 2007 por La soledad de los grandes establecimientos comerciales. Premio de Primera Novela Sergio Galindo 2015 por Cartapacios, otorgado por la Universidad Veracruzana. Colaboró en las antologías Hora Zero: Los broches mayores del sonido (Lima, fecp, 2009) y Perros habitados por las voces del desierto: poesía infrarrealista entre dos siglos (uanl/Aldus, 2014).
[4] El subdesarrollo es un término controvertido porque no hay un acuerdo sobre cómo medirlo. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) utiliza el Índice de Desarrollo Humano (IDH) para calificar a los países como desarrollados, en vías de desarrollo o subdesarrollados.
[5] Marco Lara Klahr (1959 – ). Periodista, activista social, investigador y consultor internacional. Es reportero independiente; director de minimedia otromexico, sc, y del Programa de Medios y Acceso a la Información del Instituto de Justicia Procesal Penal, así como editor de presunciondeinocencia.org.mx
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REFERENCIAS
[a] Cruz, Iván. (2006). Entrevista: José Vicente Anaya. Revista Viento en vela. Año 1 (No. 5), 9 – 10.
[f] Cruz, Iván. (2006). Entrevista: Marco Lara. Revista Viento en vela. Año 1 (No. 5), 30 – 36.
[c] Hernández, José Luis. (2013). La migración de trabajadores calificados como un problema para lograr el desarrollo. Revista Problemas del desarrollo. 172 (44), 81 – 104. DOI: 10.1016/S0301-7036(13)71863-7
[b] Maristain, Mónica. (2012). El hijo de míster playa. Una semblanza de Roberto Bolaño. México: Editorial Almadía.
[d] Papasquiaro, Marío Santiago. (2016). Sueño sin fin. México: Ediciones Sin Fin.
[e] Papasquiaro, Mario Santiago. (2008). Jeta de santo (Antología poética, 1974-1997). España: Fondo de Cultura Económica de España.
[g] Kremer, Donovan. (2024). Editoriales independientes: canteras literarias. CONFABULARIO, Suplemento cultural de EL UNIVERSAL. Disponible en: https://confabulario.eluniversal.com.mx/editoriales-independientescanteras-literarias/