Juntos haremos historia no fue sólo un lema. Aterrizó fuertemente en la realidad de nuestro país. Difícilmente alguien estaría en desacuerdo con que vivimos un cambio histórico, afortunado para la mayoría del pueblo, deplorable para unos cuantos que se esfuerzan en pasar a la intrascendencia.
La historia deja de ser el concepto lejano con el que nos familiarizamos en la infancia: una palabra construida por fechas y datos sobre descubrimientos, guerras y batallas de todos los tamaños, llevada a cabo por heroínas y héroes, por personajes siniestros, actos de grandeza y actos tan abominables que, pensábamos ingenuamente, resultarían irrepetibles.
Recordando esos períodos oscuros dibujamos cartulinas con palomas que anunciaban PAZ, salimos a las calles exigiendo que las organizaciones internacionales, responsables de garantizar la armonía entre las naciones, se ocuparan de que nadie tuviera que huir de su casa, sentirse perseguido ni morir debido a sus creencias o procedencias.
Pero la guerra es ese “monstruo grande” que “pisa fuerte toda la pobre inocencia de la gente”, como cantaba la gran Mercedes Sosa. Por más que los confrontamientos han sido una gran constante a lo largo de nuestras vidas, ¿alguien pudo esperar la crueldad con la que se están desarrollando los eventos en Gaza? Claro que han existido actos peores en la historia humana, incluso recientes, pero éste está siendo televisado, y en la transmisión de sus imágenes en tiempo real, los perpetradores sonríen impunemente a la cámara y declaran al mundo ser las verdaderas víctimas.
Se trata de la cara negativa, aterradora, del hacer de la historia que no nos pregunta, sino que nos arrasa. Aún así, en la revista Quiote no apostamos por las distopías, para combatirlas existimos y creemos que una de las muchas formas de resistir es informarnos, sumar al debate público y político, para contribuir desde la imagen y la palabra a perfilar el mundo y los sueños de las presentes y futuras generaciones.
Así que aquí estamos, una vez más, con nuestro tercer número donde el matemático y coleccionista César Guevara, con su texto “Siempre nos podemos sorprender de nuestro entorno”, nos cuenta detalles, desde la historiografía, sobre uno de los símbolos más emblemáticos de nuestro país, el tan querido y legendario maguey. En su magnífico texto “Huizachtépetl, mi cerro en Iztapalapa”, la maestra y cronista de la alcaldía Iztapalapa, Beatriz Ramírez, nos narra las características e historia de dicho entorno, hoy conocido como el Cerro de la Estrella, culminando la entrega con un bello poema de su inspiración.
Santiago Robles nos ofrece un texto introductorio a la pintura dividida en tres partes titulada Ixtlapalapan. El pueblo puede salvar al pueblo, la cual se muestra de manera permanente en el recientemente restaurado Museo Fuego Nuevo de la alcaldía Iztapalapa en la Ciudad de México.
Héctor Rodríguez de la Vega nos entrega la segunda parte de su reflexión sobre el valor-trabajo y sus trasferencias, ahora abordando el tema de “El localismo y sus limitaciones”, donde se cuestiona en qué escalas se debe intentar incidir sobre las relaciones entre lo local y el resto del mundo. Y, para reafirmar que la vida también es poesía, Mariana Castillo se suma en este número con un texto dedicado a la flor de iris.
Por su parte, en Calaveras y Diablitos, Miguel Torres nos regala “Poesía en subdesarrollo o Al este del paraíso”, texto que aborda temas relacionados con el poeta Mario Santiago Papasquiaro, el movimiento infrarrealista y sus procesos editoriales piratas.
En “Ramón Durán y el espejo de la placa de grabado”, el curador de arte Fernando Gálvez nos relata la iniciación dentro de la gráfica mexicana por parte del maestro impresor y cómo fue que las láminas se convirtieron en materia prima para plasmar visualmente el día a día.
Christian Barragán, en esta ocasión, nos lleva de la mano por las constantes de la obra El último astronauta del artista Agustín González (Ciudad de México, 1978), las cuáles se agrupan en reinterpretaciones, derivaciones y liberaciones, es decir, en “dejar pasar lo que está pasando”.
El artista visual e historiador Fernando Llanos presenta “Una memoria global de preocupaciones culturales sobre el papel amate”, texto donde nos relata la experiencia que dio lugar al Códice Mondiacult 2022, el cual se elaboró en el Complejo Cultural Los Pinos de Chapultepec.
Para finalizar, en la sección Show Blitzkrieg de este número, el escritor César Cortés Vega presenta “Arte y fetiches objetivados en el mercadeo político”, una deliberación sobre arte, belleza, política, peluches contra peluches y fetiches contra fetiches.