EVOCACIONES

por | NÚMERO DOS

ARIADNA RAMONETTI

I know that beat. It is lifeless.
I know intimately that skin you are hitting.
It was alive once hunted stolen stretched.

Conozco ese ritmo. Se encuentra sin vida.
Conozco íntimamente esa piel que estás golpeando.
Estuve vivo una vez que fui cazado, robado y estirado.

Suheir Hammad, 2010 

Evocar un recuerdo que se ha desvanecido con el tiempo es un gesto espontáneo, a menudo desencadenado por factores externos. Por ejemplo, un olor o un sonido pueden atravesar fugazmente nuestra mente, transportándonos brevemente hacia un pasado personal que a veces se vuelve lábil, frágil y oscuro.

Tras estos instantes de evocación, nos damos cuenta de que existen otras tipologías del recuerdo que pueden activar la memoria, incluso si no las hemos experimentado personalmente. En este sentido, la memoria puede entenderse como una acumulación de hábitos, resultado del esfuerzo y la frecuencia con la que estos se reproducen, y el recuerdo, como el estímulo que la activa para revivir el pasado.
La memoria es una facultad influenciada por un contexto particular, determinando así qué recuerdos retiene el sujeto y cuáles prefiere o puede olvidar. De esta manera, una experiencia dada en un contexto social específico inculca formas concretas de memoria, las cuales afectan el presente de quienes comparten ciertos recuerdos comunes.

Evocaciones de Eugenia Martínez busca traer al presente una imagen de 1945 encontrada por la artista en la Fototeca Nuevo León durante su investigación para este proyecto. Se trata del retrato anónimo de una novia, transferido digitalmente a la técnica del colodión húmedo. En esta imagen, el rostro enigmático de la novia, suspendido en la penumbra de la sala, parece mirarnos desde lejos, advirtiéndonos sobre los rituales que a menudo ocultan las violencias experimentadas en silencio. Estas violencias se incrustan en el cuerpo de las mujeres como vidrios afilados que se encuentran al pie de la imagen, reflejándose como espejos rotos en la memoria compartida de las opresiones patriarcales que todas, todos, todes hemos vivido en algún momento.

Con el objetivo de dar voz a aquellas que la han perdido, la artista recupera la técnica del colodión húmedo, inventada en el siglo xix. Esta afinidad electiva nos transporta a un tiempo diferente, “fijado” en placas de vidrio que será uno de los antecedentes de la fotografía, la cual también ha servido para inscribir las violencias sutiles que las mujeres padecemos, ya que será una técnica ampliamente recurrida para retratos familiares y tarjetas de visita. Como escribió Susan Sontag, “fotografiar personas es violarlas, pues se les ve como jamás se ven a sí mismas, se las conoce como nunca pueden conocerse; transforma a las personas en objetos que pueden ser poseídos simbólicamente. Así como la cámara es una sublimación del arma, fotografiar a alguien es cometer un asesinato sublimado, un asesinato blando, digno de una época triste, atemorizada”.

La instalación de Eugenia Martínez se complementa con una espacialización sonora basada en sonidos de cuencos y una frase de la poeta Suheir Hammad acuñada también en vidrio y suspendida en el espacio de exposición.

El recuerdo de estas violencias a través de la instalación Evocaciones profundiza en esa memoria común, que puede servir para vincular una serie de acciones y comportamientos y que incluso pueden ser experimentados de manera compartida. En este sentido, las mujeres formamos parte de una memoria colectiva que alberga un conjunto de experiencias vividas por nuestras antepasadas, donde el presente y el pasado se reflejan en lo que significa ser mujer en la sociedad occidental y cómo esos mandatos que se nos han impuesto, siguen coartando nuestra libertad individual aún en el siglo XXI.

Imágenes
Evocaciones, instalación de Eugenia Martínez en el Centro Cultural Plaza Fátima, San Pedro Garza García, Monterrey, Nuevo León. Junio, 2024.